Revista pascua 60 dias - page 15

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Revista Informativa de A.M.P.A.
y se les dejó sin comer durante
varios días. Cuando juzgó Dacia-
no que estaban quebrantados,
los mandó llamar, y se extrañó
de que estuvieran alegres, sanos
y robustos. Desterró al obispo
y al rebelde, que le ultrajaba en
público, lo sometió al potro, para
que aprendiera a obedecer a los
emperadores. Le desnudaron, y
le azotaron con tal saña, que las
cuerdas y ruedas, rompieron los
nervios del mártir; le descoyun-
taron sus miembros, y desgarraron
sus carnes con uñas y garfios
de hierro. El mismo Daciano se
arrojó sobre la víctima, y le azo-
tó cruelmente. El cuerpo de Vi-
cente es desgarrado con uñas
metálicas. Mientras lo tortura-
ban, el juez intimaba al mártir a
abjurar. Vicente rechazaba sus
propuestas: “Te engañas, hom-
bre cruel, si crees afligirme al
destrozar mi cuerpo. Hay dentro
de mí un ser libre y sereno que
nadie puede violar. Tú intentas
destruir un vaso de arcilla, des-
tinado a romperse, pero en vano
te esforzarás por tocar lo que
está dentro, que sólo está sujeto
a Dios”.
Daciano, desconcertado y hu-
millado ante aquella actitud, le
ofrece el perdón si le entrega
los libros sagrados. Pero Vi-
cente se niega. exasperado de
nuevo el Prefecto, mandó apli-
carle el supremo tormento, co-
locarlo sobre un lecho de hierro
incandescente. El grado supre-
mo de la tortura era el lecho
candente. A Daciano le enfure-
cía la serenidad de Vicente y le
asombraba y, hastiado de tanta
sangre, mandó devolverlo a la
cárcel. Prudencio en su Peris-
tephanon, describe el calabozo
oscuro donde, sobre cascos de
cerámica y piedras puntiagu-
das, yace Vicente con los pies
hundidos en los cepos. Pero, de
pronto, la cárcel se ilumina, el
suelo se cubre de flores y el am-
biente de perfumes extraños.
Se rompen los cepos y las ca-
denas. El prodigio conmueve la
ciudad. El cruel torturador, or-
dena que curen las heridas del
mártir valeroso. Y mientras le
curan, muere Vicente en el mes
de enero del año 304. El tira-
no, despechado, mandó arrojar
a un muladar el cadáver de Vi-
cente para ser devorado por las
alimañas. Un cuervo lo defendió
de los buitres y de las fieras.
Entonces Daciano ordena muti-
lar el cuerpo y arrojarlo al mar.
Metido, pues Vicente, en un odre
fue arrojado al mar, atado con
una rueda de molino, de donde
le viene el sobrenombre de “la
Roda”. Las olas, lo devolvieron
a la playa donde fue recogido
y enterrado, y así los cristianos
pudieran venerarlo.
El martirio de San Vicente en el
año 304, es el primer testimonio
cristiano de la Iglesia de Valen-
cia, con lo que el joven diácono
viene a ser el padre de la fe cris-
tiana en Valencia. Los primeros
cristianos en la ciudad de Va-
lencia serían militares y comer-
ciantes provenientes del África
romana, con la que existía una
red de comunicaciones comer-
ciales. Alguno de los primeros
evangelizadores conocidos, eran
africanos.
La Valencia cristiana entra defi-
nitivamente en la historia con el
acontecimiento del martirio del
diácono san Vicente a comien-
zos del siglo IV. Durante los tres
primeros siglos de la era cristia-
na no hay datos de vida cristia-
na en la ciudad de Valencia. No
sabemos la forma en que las
persecuciones de los empera-
dores romanos durante los tres
primeros siglos afectaron a los
cristianos en Valencia. En el año
304, la ciudad de Valentia entra
documentalmente en la historia
del cristianismo con el martirio
del diácono de Caesaraugusta,
Zaragoza, Vicente.
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