S
aludo cordialmente a todos los
miembros de la Comunidad Educati-
va del Colegio Santo Tomás de Villa-
nueva de Valencia
Nuevamente me acerco a vosotros a tra-
vés de este Anuario que quiere ser una
síntesis de vuestro recorrido como comu-
nidad educativa. Las páginas de esta re-
vista intentan recoger la riqueza de la vida
de vuestro centro. Una vitalidad que nace
del compromiso y de la generosidad de
muchas personas. En ellas reconocemos
tantos dones y bendiciones de Dios duran-
te todo este año 2016/17 a través de cada
persona concreta que Dios ha regalado a
nuestra comunidad escolar.
En las aulas, en los patios, en la capilla,
en las campañas solidarias, en el deporte,
en el teatro, en los concursos, en las excur-
siones, en las fiestas, en el campamento y
en otras muchas actividades durante este
curso 2016/17 habéis aprendido, convivi-
do y disfrutado juntos. En la andadura de
un curso hay muchos momentos positivos,
estimulantes, y otros quizás no tanto. Diría
que hay momentos de conexión y momen-
tos de desconexión. Tiempos de sintonía
con el saber, con los amigos, con los profe-
sores, con la vida y tiempos de desorienta-
ción, de falta de ánimo, de falta de rumbo.
Desde nuestro proyecto educativo trata-
mos de ser fieles a nuestra misión: formar
honradas personas y buenos cristianos,
pero también hemos de ir actualizando
nuestro proyecto para responder a los
nuevos retos que la sociedad nos plantea.
Somos conscientes de que educar no
es sólo traspasar conocimientos, sino que
también es ayudar a que los alumnos vean
el mundo desde otras perspectivas que no
sean solamente las de la televisión o las
que se perciben a través de internet y re-
des sociales; entiendan lo que pasa a su
alrededor, se entiendan a sí mismos; que
sepan sobreponerse en los momentos
difíciles, siguiendo hacia delante cuando
parece que todo juega en contra. Y pa-
dres y profesores, se ha de dar cuenta de
que, en esta época de grandes cambios, la
educación es un compromiso compartido
donde los planes de estudio, la pedagogía
y la evaluación más que necesitar de re-
formas, precisan de transformación; don-
de se ha de poner al servicio de los niños
y jóvenes más una cultura de aprendizaje
que una cultura de enseñanza, en la que
la responsabilidad, la autoestima, el amor,
la interioridad y el talento han de ser los
motores del bien común; si no somos
conscientes de esta situación, estaremos
generando unas sociedades individualistas
y egocéntricas donde la felicidad es sólo lo
que deseamos conseguir sin saber valorar
esos instantes únicos que realmente vale
la pena vivir.
Nosotros, agustinos, en nuestra labor
educativa contamos con una ventaja de
siglos, y es que la abordamos desde una
visión antropológica claramente contem-
plada en lo que se define como “Pedagogía
agustiniana”, donde educar implica culti-
var la integridad de la persona, tanto en
lo académico como en lo humano y en lo
espiritual.
En los últimos cursos hemos trabajado
la formación humana y espiritual, en me-
dio de nuestra realidad, desde distintas
perspectivas. Primero fue un solo cora-
zón, raíz fundamental de nuestra esencia
como agustinos. El segundo, este curso
que hemos concluido, con el lema: con-
muévete, de mil formas, padres, profeso-
res y alumnos nos hemos dejado llevar por
lo más noble de nosotros mismos, hemos
ido aprendiendo a querer a los demás, he-
mos tenido momentos en que, arraigados
en Cristo, los demás ocuparon el primer
lugar en nuestras preocupaciones, nos he-
mos conmovido ante las necesidades del
mundo, hemos sabido poner algunas me-
tas vitales que nos han hecho sentir más
nosotros mismos y hemos sabido buscar
el lado positivo de cada experiencia. Pero
no nos quedamos ahí. En medio de una
sociedad que parece querer vivir “como si
Dios no existiera”, el lema que articule, en
el curso que empieza, todas nuestras acti-
vidades en nuestras obras será: ¡¡¡ARRIÉS-
GATE!!!. Línea de Fuerza que apunta hacia
Dios como el referente último que puede
dotar de sentido nuestra vida. El Evange-
lio nos abre a la plena humanización del
ser, nos abre a la fraternidad universal,
nos abre a la justicia y a la libertad, nos
abre a la interioridad,... Ser cristiano no es
cosa de mediocres; jóvenes y no tan jóve-
nes tenemos que arriesgar por Jesucris-
to, dando lo mejor de nosotros, nuestra fe,
nuestra vocación, nuestro compromiso: lo
que somos y hacemos. El cristianismo en
esencia es arriesgar por lo bueno, lo bello
y lo perfecto.
Invitamos a toda la Comunidad Edu-
cativa a sumarse a esta propuesta de
“compromiso” de vida, de “acción vital”, a
arriesgarse no sólo en su puesta en mar-
cha y desarrollo, sino en el sentir profun-
do que late bajo ella. En este sumarse va
nuestra libertad, nuestra memoria, nuestro
entendimiento, nuestra voluntad y nuestro
poseer, en definitiva, todo lo que somos y
hacemos al servicio de Dios y de su Reino.
Gracias a todos los que habéis puesto
esfuerzo, colaboración, trabajo y dedica-
ción en todos los momentos vividos a lo
largo de este curso. Todos os han permiti-
do descubrir, averiguar, conocer, abriros a
la realidad y seguir caminando y viviendo
el día a día.
A Santo Tomás de Villanueva, vuestro
patrono, pido ayuda para que os guíe en
vuestras labores educativas con renovada
ilusión.
Feliz curso 2017/2018.
Un abrazo.
EDITORIAL
ANUARIO ESCOLAR
Agustinos de Valencia
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Anuario 2016-2017
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